
Domingo I de Cuaresma – Ciclo C (Lucas 4, 1-13)
Comentario
Cuanto más importante es la fiesta que celebramos, más cuidados y esfuerzos ponemos en los preparativos, procurando que no se nos olvide ningún detalle. (Ej. Que se lo digan a los novios que están un año antes con los preparativos de la boda).
La fiesta más importante que celebramos los cristianos es el Misterio Pascual. La pasión, muerte y resurrección de Jesús por nuestros pecados y para nuestra salvación.
El tiempo de cuaresma, los 40 días previos a la pascua, es tiempo para prepararnos, es tiempo favorable, es tiempo de GRACIA; de ser guiados y conducidos por el Espíritu Santo, y por el diablo como lo fue Jesús en el desierto. Tiempo de poner a punto nuestra amistad con Jesús, nuestra relación con Él.
Es un tiempo de conversión = desde el conocimiento de nuestra realidad, de nuestro pecado; no desde nuestra voluntad. Para ello necesitamos la GRACIA de Dios, la luz de Dios, para reconocer nuestro pecado y realidad, desde su luz, desde nuestra trayectoria guiada y movida por él.
La conversión tiene que ser desde el AGRADECIMIENTO. Desde la experiencia del amor de Dios, su amistad y fidelidad.
El primer domingo es para ver cómo luchó, Jesús, contra las tentaciones, y cómo luchamos nosotros contra las nuestras que son parecidas a las de Jesús, a las del Pueblo de Israel y a las de la Iglesia el nuevo pueblo de Dios.
El desierto es un lugar teológico de silencio, de separación de nuestra realidad para poderla observar con más objetividad. (Ej. Cuento de La abeja que no encontraba la salida de la habitación porque se chocaba con el cristal de la media ventana cerrada y no encontraba la media ventana abierta hasta que tomó distancia…)
El profeta Oseas dice, refiriéndose a su esposa, “La llevaré al desierto y la hablaré al corazón, la seduciré, como en los días de su juventud”
Los Jesuitas, después de 482 años de historia, no hemos suprimido los recursos pedagógicos del silencio y el salir de la propia casa, siempre que se pueda, para hacer la experiencia de los Ejercicios Espirituales.
Lo mismo que hacemos “revisión” de nuestro cuerpo cada x tiempo, y a ciertas edades hay protocolos de prevención de ciertas enfermedades, (Las empresas hacen una revisión médica de sus trabajadores una vez al año), los cristianos hacemos una “revisión” de nuestro espíritu en adviento y cuaresma.
Es mejor la medicina preventiva que la curativa.
- Credo agradecido del pueblo de Israel. (1º Lectura)
El pueblo de Israel recita una de las fórmulas de fe más antiguas, en forma de acción de gracias, reconociendo a Dios como Señor y dueño de su historia al que ofrecen las primicias de sus cosechas como señal y signo de agradecimiento.
El Primero y más breve credo: “Jesús es el Señor”.(2º Lectura)
San Pablo nos presenta otra de las fórmulas de fe cristianas más antiguas del N.T., nuestro primer credo: «Jesús es el Señor«. El único que nos salva. Jesús, el Cristo; Jesús-Cristo. El Mesías, El Señor, el salvador.
“Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás”
2. Las tentaciones de Jesús y las nuestras. (Evangelio)
Se articula en dos cuadros:
1. * Presenta a Jesús sujeto a un doble influjo el del Espíritu Santo, y el del Diablo.
* La situación está enmarcada en el espacio (desierto) y en el tiempo (40 días). (Podrían ser una reminiscencia de Dt 8,2). El desierto es un lugar teológico y pedagógico de reencuentro, seducción, enamoramiento, de prueba y amor, de escucha y de tentación. Ayuda a encontrarse consigo mismo y con Dios.
2. * Al final, después de las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión. Jesús fue tentado hasta el final de su vida. En la cruz “Si eres Hijo de Dios bájate y creeremos en ti”.
3. Las tentaciones son paradigmáticas, son las del antiguo pueblo de Israel y las del nuevo pueblo de Dios, la Iglesia. Son las tuyas y las mías.
Son las tentaciones de UTILIZAR A DIOS, QUERER SER COMO Él, O INDEPENDIZARSE DE ÉL.
Entre estos dos cuadros o escenas, el evangelista Lucas nos presenta las tentaciones de Jesús que adquieren un realce didáctico para el lector con tres enseñanzas.
1ª Enseñanza: El alimento corporal no lo es todo en la vida. TENTACIÓN DEL PODER. LA FUERZA FRENTE A LA IMPOTENCIA.
“No sólo de pan vive el hombre, …” no solo del trabajo, no sólo de lo que consume, no sólo de lo que guarda y de lo que retiene. El hombre y la mujer, se necesitan como pareja y no pueden olvidar su espíritu procreador, y necesitan de los hijos, y todos nos necesitamos. Y todos también necesitamos llenar nuestros anhelos de trascendencia, “porque, si nuestro estómago necesita el alimento, también es cierto que nuestro corazón necesita saciarse de Dios” (San Agustín, Confesiones 12).
Con frecuencia pensamos que vivir en cristiano consiste en tener ventajas, soluciones fáciles a nuestros problemas. Estar exento del esfuerzo, el trabajo y el sacrificio. Y así le pedimos a Dios, que remedie el hambre del mundo. Que llueva donde hay sequía, incendios. Que nos conceda fortunas y riquezas para colocar a nuestros hijos. Que nos toque la lotería para ayudar a los pobres y que nos conceda las medicinas para solucionar las enfermedades: el cáncer, el SIDA, el covid-19 …
Tentación con capa de bien para solucionar las cosas…
2ª Enseñanza: Dios es el único Señor. TENTACIÓN DE LA IDOLATRÍA. DEL TENER FRENTE AL SER,
“Al Señor, tu Dios adorarás y a él sólo darás culto”
¿Cuáles son nuestros Dioses a los que adoramos: el dinero, el sexo, la droga, el trabajo, prestigio, afecto, …
¿Dónde o en quién ponemos nuestra confianza, nuestras seguridades?
Este es el que cubre todas nuestras carencias. En la vida todo tiene un precio. Con dinero se puede conseguir todo, es cuestión de cantidad y de formas. Con dinero se puede tener: trabajo, una oposición, buen nombre, amigos, vencer al competidor, salud….
¿Cuáles son nuestras divinidades o idolatrías que nos prometen el poder y la gloria de este mundo a cambio de adorar este poder y esta gloria? ¿Cuáles son mis riquezas?
3ª Enseñanza: A Dios no se puede instrumentalizar. TENTACIÓN DEL PRESTIGIO, EL EXITO, EL TRIUNFO. “No tentarás al Señor, tu Dios”.
Con frecuencia ponemos a prueba a Dios, pidiéndole milagros espectaculares. Aprobar un examen sin estudiar, una oposición sin preparación. Recobrar la salud a toda costa. Que no nos toque ninguna desgracia, ni la enfermedad, ni la soledad, ni la tentación.
Buscamos a Dios para intereses personales, para servirnos de Él a favor nuestro o contra los demás. Incluso nuestras oraciones, con frecuencia, son egoístas sólo por nosotros. Analicemos las oraciones de petición que hacemos y veremos si las hacemos libres, gratuitas, generosas, desinteresadas o, todo lo contrario.
Sin embargo, Jesús no dejó de ser tentado a lo largo de su vida hasta la muerte. Tentación, valga la redundancia, que nosotros con frecuencia tenemos: el no querer ser tentados.
Jesús no ha venido para triunfar, sino para amar. El Mesías nunca utilizará el poder para sí, para ganar fama, riquezas, ventajas, … El Mesías no ha venido a manifestar su poder sino su MISERICORDIA. Hagamos nosotros lo mismo. Amén.
Hoy me pregunto:
- ¿Qué tentaciones predominan en mi vida? ¿Soy conscientes de ellas?
- ¿Cómo lucho contra ellas? San Ignacio nos recomienda insistir más en el examen, la oración y algún modo de penitencia o ayuno. (según la tentación).
- ¿Cómo estoy aprovechando este tiempo de “gracia”, esta nueva oportunidad, para poner a tono mi “amistad con Jesús”?
- Una idea: Jesús es tentado por el diablo.
- Una imagen: Las tentaciones de Jesús en el desierto.
- Un afecto: Rechazo firme de la tentación como Jesús “No tentarás al Señor tu Dios”.