23-06-2024. Domingo XII Tiempo Ordinario – Ciclo B (Marcos 4, 35‑40)
Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Vamos a la otra orilla.»
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole:
—«Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?»
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago:
—«¡Silencio, cállate!»
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo: —«¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aun no tenéis fe?»
Se quedaron espantados y se decían unos a otros:
—«¿Pero, quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!»
Comentario:
Queridos hermanos y amigos en el Señor:
Cinco notas previas:
1. Galilea es el lugar de trabajo de Jesús; es nuestro mundo, el de cada uno.
2. El mar símbolo de las fuerzas del mal, del peligro, de la tormenta, del caos.
3. La barca es símbolo de la Iglesia que navega por el mar de la historia, siempre acompañada de Jesús, aunque duerma.
4. La tormenta, frecuente en el mar, símbolo de las tormentas de nuestra vida, el trabajo, la familia, las amistades, etc
5. La presencia de Jesús dormido, signo de confianza.
- «Pasemos a la otra orilla»
Siguiendo con el lenguaje simbólico, la otra orilla en labios de Jesús no solo indica un lugar geográfico intrascendente; es salir de las propias fronteras de la tierra creyente, allí donde se pisa suelo firme y conocido y adentrarse en territorio pagano.
Hay dos actitudes en la evangelización:
1.1. Atrincherarse en la propia orilla. Defender las propias posiciones. Buscar la seguridad y la tranquilidad de lo conocido, lo propio, donde encontramos nuestras mismas creencias e ideas, donde vivimos compartiendo las mismas posiciones.
1.2. O bien, creer en la Buena Noticia y llevarla más allá de nuestras fronteras. Arriesgarse a otras orillas en las cuales no encontraremos las seguridades, y muchas veces, sí los riesgos de situaciones, ideologías, personas que no nos son familiares.
El Reino de Dios es tan expansivo y dinámico que nunca debemos guardarlo en «nuestra orilla», siempre debemos llevarlo hacia otras orillas y fronteras. Así confiaremos en su virtualidad y fuerza, más que en nuestras propias posibilidades.
El Reino de Dios anunciado en parábolas se va a mostrar fecundo en «una y otra orilla». Los discípulos de Jesús debemos llevarlo siempre a nuevas orillas y fronteras, como hizo el mismo Jesús.
2. LA TEMPESTAD CALMADA
El salir de la propia orilla, de la comunidad creyente, en busca de nuevos horizontes para el reino, es ante todo adentrarse en el mar. El mar es bíblicamente no solo un dato geográfico, sino símbolo del caos, del desorden, de los poderes del mal. No es raro que sople el huracán y se levanten tempestades.
Con frecuencia en nuestra vida se producen tormentas que nos hacen sentir miedo.
Este mundo tecnificado y prometedor de bienestar social está produciendo mucho miedo en nosotros:
Tenemos miedo a ir por una calle desierta a ciertas horas, a entrar en el portal o subir en el ascensor con alguien al que no conocemos y tememos que nos haga daño. Estamos inseguros incluso en nuestra propia casa y estamos con las puertas bien cerradas por miedo a los okupas.
Miedo a perder el trabajo y quedarnos en paro.
Los que aman tienen miedo a que el amor se esfume, porque -¡naturalmente!- solo debe durar mientras compense y satisfaga y en esto de la satisfacción cada cual tiene su medida.
Tenemos miedo “al qué dirán” o “qué pensarán de mí”, “a perder el prestigio”, a que no nos consideren en todo lo que valemos.
Tenemos miedo a vivir, porque vivir significa comprometerse, dar la cara, tomar partido, definirse.
Tenemos miedo a contagiarnos, a perder la salud, y enseguida decimos que ha vuelto o hay mucho covit
Tenemos miedo a perder los bienes materiales que tenemos y, por eso, todo son pólizas de seguro y más seguros por si acaso.
Miedo a tener fallos al ejercer nuestra profesión por si nos denuncian el médico, el abogado, el profesor. Hasta el ayuntamiento tiene un seguro de responsabilidad civil, por si tropezamos cuando vamos caminando por la calle y lo denunciamos. En resumidas cuentas, estamos creando una sociedad amenazada por el miedo a perder el estado de bienestar que hemos alcanzado, curvándonos sobre nosotros mismos y haciéndonos cada vez más egoístas, porque no nos fiamos de que Dios está con nosotros, aunque duerma; de que Jesús está en nuestra misma barca, aunque duerma.
Los cristianos tenemos miedo a perder nuestras seguridades y preferimos quedarnos en nuestra orilla; tenemos miedo a la evangelización, a anunciar el Reino de Dios, a que nos critiquen, nos señalen, nos conozcan.
Casi instintivamente pensamos que Dios está bien despierto en «nuestra orilla» y que en el mar duerme ausente; que por eso debemos quedarnos aquí, y no lanzarnos en busca de nuevas orillas y fronteras de evangelización. Pensamos que este no es nuestro sitio, que la evangelización es cosa solo de curas y monjas, no de los laicos; pero aquí se nos quiere dar un doble mensaje: que la Buena Noticia del reino y la comunidad cristiana debe hacerse presente allí donde hay hombres, allí donde se juega su porvenir y felicidad; aunque sea aparentemente campo de los poderes económicos y políticos, culturales y religiosos.
Además, creemos que donde esté el hombre, aunque se crea solo ante el inmenso peligro de los poderes caóticos de este mundo, allí también está ¡Jesús, el Señor! Jesús no es el Señor «de esta orilla», de los cristianos de siempre, de las misas dominicales, de los momentos devotos. Jesús es Señor también allí donde el hombre se siente amenazado, cuando no se pisa tierra firme y parece que todo va a contribuir al naufragio de la humanidad. Dios, aunque dormido, en forma de una pascual ausencia, está allí y es Señor. Ellos se dijeron espantados: «Pero, ¿quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!» ¡Es el colmo! Han aprendido la lección. No es Señor solamente en la orilla propia, en casa, en la Iglesia, en medio de mis seguridades; también está presente autoritativamente, con poder, allí donde el agua y los vientos presagian otros señoríos.
Los cristianos no debemos tener miedo a hundirnos, desamparados del Señor, cuando fieles a nuestra misión evangelizadora nos adentramos en un mar que es reino aparente de otros poderes que amenazan a los hombres, ni cuando buscamos otras orillas y fronteras para el Reino, abandonando las propias seguridades. Cuando sigamos la invitación de Jesús: «Vamos a la otra orilla», confiemos y no seamos tan cobardes.
Hoy me pregunto:
¿Cómo es mí fe? ¿Me fío de Jesús, aunque duerma?
- Una idea: Jesús, incluso en las dificultades, siempre está con nosotros.
- Una imagen: Jesús durmiendo en la barca.
- Un afecto: La confianza de sabernos en las manos de Dios.
DESPEDIDA
Aunque hoy me “despido oficialmente” de esta comunidad cristiana de El Milagro de San José, como Párroco durante 6 años, aun estaré por aquí hasta la 1º semana de septiembre. El domingo día 15 de septiembre en la misa de las 13 horas, tomaran posesión de la Parroquia los P.P. José Ignacio Vitón, SJ. y Ramón Fresneda, SJ, como Párrocos In solidum
Con frecuencia me habéis oído hablar de estas 4 palabras con las que me gustaría terminar esta hoja informativa:
PERDÓN, QUE BIEN, POR FAVOR Y GRACIAS
Estas cuatro palabras resumen el significado de la misa: El acto Penitencial (perdón), el Gloria es una oración de alabanza a Dios (¡Qué bien!), las Peticiones (por favor) y la Acción de Gracias (gracias).
1.1. Pido Perdón a todas aquellas personas que haya podido ofender, herir o escandalizar con mis palabras, obras u omisiones, con mi carácter primario o desde el puesto de responsabilidad que he ejercido como Párroco, no haber sido más delicado en el trato.
1.2. ¡Qué bien! Y qué grande es Dios, que me ha criado, redimido, cuidado, y me sigue cuidando por medio de vosotros en esta parroquia, comunidad, diócesis. Qué grande es Dios que camina conmigo
1.3. ¡Por favor! Os pido que cuidéis la amistad y la relación con Jesús, que lo hagáis en grupo, en comunidad, que participéis en la “Sinodalidad de la diócesis y de la Iglesia”, a la que nos invita el Papa. Que cuando podáis viváis la experiencia de los Ejercicios Espirituales …
Os pido que no dejéis de rezar por mí, que me tengáis presente en vuestras oraciones. Que acojáis a los nuevos Párrocos: Ramón y José Ignacio también como lo habéis hecho conmigo…
- Gracias. Sobre todo, GRACIAS, por haber compartido la fe…
- Gracias a la Comunidad de Jesuitas por todo lo compartido y vivido durante estos 6 años.
- Gracias al equipo de la Parroquia especialmente a los P.P. Rubén, Jesús, Teodoro, Luis, Julián, Agustín, José Ramón, José Alberto, … y resto de colaboradores Jesuitas que me han ayudado a llevar a cabo la misión encomendada y a poder participar en las reuniones de la Diócesis, Arciprestazgo, hacer y dar Ejercicios, tener vacaciones y poder visitar a la familia.
- Gracias a todos los parroquianos o feligreses:
- A los que NO se ven, pero dan su donativo grande o pequeño discretamente pero que viven la parroquia como algo suyo.
- A los que NO se ven por los altares, pero todas las semanas limpian la iglesia, la Capilla y los despachos, preparan la catequesis, las canciones del domingo, pasan los cestillos en las misas, preparan el altar, lavan los purificadores, hacen los power point para las misas, arreglan las averías, a todos esos que hacen labores ocultas y calladas, pero sin los cuales no podría funcionar la parroquia…
- Gracias a los que anuncian el evangelio, es decir: catequistas de comunión, de confirmación, cursos de novios, cursos de bautismo, y a los sacerdotes que preparan con cuidado y mucho esmero la homilía de cada día y especialmente la de los domingos.
- Gracias a los que ejercen la caridad: al grupo de Cáritas, a las voluntarias del grupo de “Apoyo a las familias”, a las voluntarias del “Apoyo Escolar”, a las que visitan a los enfermos y se preocupan por ellos…, gracias a todos los que se preocupan por los más necesitados.
- Gracias a los que celebran los sacramentos, a los que participáis en la Misa dominical, en la exposición del Santísimo: “Adora y confía” todas las semanas, en las celebraciones Penitenciales, de 1ª comunión, Confirmaciones, Unción de Enfermos, en las Celebraciones de Navidad y en la Semana Santa.
- Gracias a los coros de la misa de 11, 12, 1 y 8 de la tarde, y a las que animáis las misas de diario y los funerales. Gracias por dedicar parte de vuestro tiempo a ensayar, animar y hacer más alegres las celebraciones, y por ayudarnos a encontrarnos más profundamente con Dios a través de las canciones.
- GRACIAS A TODOS, porque de todos he aprendido algo y con vuestro ejemplo me habéis ayudado a acercarme más a Dios. Que Dios os bendiga. Amén.
- PROYECTO DEL CAMBIO DE VENTANAS CON VIDRIERAS
Hace 2 años hubo una inspección técnica sobre el ahorro energético en la que se mandaba cambiar las ventanas por otras de mayor aislamiento. Aprovechando tal mandato se van a cambiar las 12 ventanas de la Iglesia. Las nuevas ventanas van a llevar 5 cristales, el exterior bajo emisivo, con 2 cámaras con rotura térmica y dentro de la cámara interior introducida una vidriera con cada uno de los misterios del Rosario.
Las de la parte derecha irán los misterios Gloriosos y en la izquierda los misterios Dolorosos del estilo de José Luis Núñez Solé, el mismo autor del Retablo donde están representados los misterios Gozosos, por ello quiero AGRADECER:
- A los sacerdotes Tomás Gil y Juan Andrés su asesoría, realización de los Dibujos y consejo.
- Al P. Provincial que al enterarse y presentarle el proyecto me animó a hacerlo entero, suponiendo que la Provincia, es decir, la madre Compañía de Jesús, nos adelanta un préstamo que tendrán que devolver mis sucesores ayudados de vuestras aportaciones generosas como siempre habéis hecho.
¡SALMANTINOS LLEVADME EN VUESTRO CORAZÓN, QUE EN MI CORAZÓN OS LLEVO!
Nota: si alguien quiere seguir recibiendo el comentario de la Palabra, cada domingo, me lo puede pedir en el siguiente correo: jmgcast@jesuitas.es