23-04-2023. Domingo 3º de Pascua – Ciclo A (Lucas 24, 13 – 35)

Comentario:

Introducción:

Queridos hermanos y amigos en el Señor:

Este relato propio de Lucas es una catequesis pospascual. Está compuesto en forma circular, de ida y vuelta de Jerusalén a Emaús y de Emaús a Jerusalén. En él se presenta a dos discípulos que han perdido la esperanza en Jesús, no en el amor.

            1. Emaús = es la aldea, significa la huida a nuestro pasado, pueblo, casa, amigos, trabajo. El individualismo, abandonar la comunidad, el grupo.

            2. Jerusalén = es la ciudad cosmopolita, significa lugar donde se manifiestan los profetas, apertura, lugar donde está la comunidad.       

SITUACIÓN VITAL:

            1. En la dirección de JERUSALÉN a EMAÚS los discípulos van entristecidos, es la ruta del desengaño. Van desconsolados, desilusionados, desencantados, en definitiva, desesperanzados.

            2. En la dirección de EMAÚS a JERUSALÉN, aunque es de noche, van corriendo y alegres, vuelven a la comunidad.

Cuando los discípulos de Emaús reconocen a Jesús en la fracción del pan, regresan a Jerusalén; donde están los once reunidos, y donde se comparten dos hechos: que Jesús ha resucitado y se ha aparecido a Simón, y que se le ha reconocido en la fracción del pan. La Eucaristía es el lugar de encuentro de la Iglesia del Resucitado y punto de partida de la misión.

1. Importancia del acompañamiento espiritual.

Lo primero que hace Jesús es escuchar a los discípulos de Emaús, para que se desahoguen y saber qué les pasa y, segundo, les explica las escrituras para iluminar su ceguera. ¿Los padres dedicáis tiempo para escuchar a vuestros hijos cuando son pequeños o adolescentes? ¿Para escuchar a vuestro esposo/a? ¿Los hijos dedicáis tiempo para visitar y escuchar a vuestros padres o abuelos cuando son mayores?

  1. Todos necesitamos desahogarnos en profundidad y compartir nuestros problemas o quebraderos de cabeza.
  2. Necesitamos hablar con alguien que contraste nuestras opiniones o dificultades, que objetive nuestras situaciones; no que nos las resuelva, sino que nos ayude a clarificarlas para que las resolvamos nosotros.
  3. Necesitamos ser ANIMADOS, ALENTADOS, CONFIRMADOS en nuestro trabajo y en nuestro caminar.
  4. Todos necesitamos desahogarnos, comunicarnos, contar lo que nos pasa a nivel superficial y profundo.

Hoy nos podemos preguntar: ¿cómo es mi comunicación con mis familiares, compañeros, amigos, con mi comunidad? ¿Tengo algún compañero con el que pueda comunicarme en profundidad?

2. ¿Por qué van desesperanzados y desilusionados?

Todo sucede el mismo día, el domingo.    

Cleofás y el otro discípulo marchan decepcionados de Jerusalén, han experimentado una amarga derrota. Están abatidos por el escándalo de la muerte en la cruz de su amigo y líder Jesús, porque ellos esperaban un Mesías liberador de Israel, poderoso y nacionalista. Y no un Mesías que pudiera morir en la cruz, que es «escándalo para los judíos, necedad para los gentiles, más para los llamados judíos o gentiles, fuerza de Dios y sabiduría de Dios» (1Cor 1,23-24).

Nosotros nos podemos preguntar: ¿cuáles son nuestras ilusiones y esperanzas? ¿Cómo me encuentro en mi estado de ánimo?

Jesús camina a su lado, pero son incapaces de reconocerlo. Sus esquemas, sus planes, sus proyectos les impiden reconocer al Mesías.

Jesús camina a nuestro lado y lo importante es reconocerlo. Sin embargo, ¿cuántas veces nuestros planes o proyectos nos impiden escuchar o aceptar las ideas y planes de los demás, en definitiva, reconocer al Señor que camina a nuestro lado?

3. ¿Por qué vuelven corriendo, alegres y contentos?  ¿Cómo han reconocido al Señor?

Jesús es quien siempre tiene la iniciativa: se acerca y camina con Cleofás y su amigo desde la realidad.

a) Jesús se les ha hecho presente en las ESCRITURAS. En su conversación se les han abierto los ojos  al explicarles cómo estaba anunciada en las Escrituras la muerte del Justo, el profeta y el inocente; y estaba anunciada la muerte del MESÍAS.

b) Lo reconocen en el gesto de partir el Pan. Este ha sido un gesto frecuente en la vida de Jesús, por ello lo reconocen como «cuerpo entregado y sangre derramada».  La EUCARISTÍA es el sacramento de la unión con Cristo y con los hermanos. Es, por excelencia, el lugar de ENCUENTRO con Dios y con los hombres.

El síndrome de Emaús es muy frecuente en la sociedad en la que vivimos. Si no sacamos provecho de las cosas, no sirven y las abandonamos. Si las cosas no producen o no son rentables económicamente, se dejan, se abandonan.

El síndrome de Emaús tiene mucho que ver con la tentación del prestigio, del poder y del tener. El encuentro con el Resucitado siempre lleva a la comunidad, al encuentro con los otros discípulos.

Hoy nos podemos preguntar: ¿Cómo ilumino mi vida, mis problemas, mi trabajo desde la “Palabra de Dios”? ¿Cómo vivo yo la eucaristía? ¿Reconozco la presencia de Jesús en ella? ¿En qué señales, personas, circunstancias, acontecimientos históricos lo reconozco? ¿En qué dirección del camino me encuentro?

4. Quédate con nosotros porque anochece.

También en nuestra vida, “al mejor comer se cae la cuchara”; en el momento más emocionante de la conversación con alguien, nos interrumpen, nos llaman por teléfono, se termina la clase, el encuentro, el tiempo, etc.

También en nuestra vida atardece y se hace de noche. Y no vemos nada cuando nos toca la enfermedad, una desgracia, una traición, un contratiempo, la muerte; en esos momentos la fe se tambalea, se oscurece y necesitamos decirle a Jesús: ¡quédate con nosotros! Y se queda en la eucaristía, para que lo podamos reconocer fácilmente.

En esos momentos, más que nunca, le repetimos a Jesús, que “simuló que iba a seguir caminando”: «quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída».

Hoy me pregunto:

  1. ¿Cuáles son mis expectativas sobre Dios, Jesús? ¿Cuáles son mis frustraciones y desesperanzas?
  2. ¿Cómo vivo la Eucaristía?
  3. ¿Qué personas han “acompañado y quienes siguen acompañando” el camino de mi vida?
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