7-4-2023. Viernes Santo

COMENTARIO: LA MISIÓN DE JESÚS LE LLEVÓ A LA CRUZ… ¿Y A TI?

Queridos hermanos y amigos:

Los discípulos de Jesús, según iban pasando los años después de la muerte de Jesús, se dieron cuenta de que no podían olvidar lo sucedido, «lo que hemos visto y oído con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos» (Jn 1,1); y lo primero que escriben son los acontecimientos de la PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN de Jesús.

Solemos decir que no hay que vivir de recuerdos, y sin embargo, más adecuado es afirmar que sin recuerdos no se puede vivir. Ellos son para el ser humano como las raíces para el árbol.

Cierto que hay recuerdos buenos y malos, pero esto no depende de su contenido sino de nuestra relación con ellos.

1º El peligro del mal uso de la memoria es quedarnos en el mero recuerdo sentimental de los acontecimientos, quedarnos aletargados, inmovilizados, estancados en épocas pasadas, eludiendo y evadiéndonos de la realidad, produciendo en nosotros falta de amor a la vida.

2º Pero son buenos los recuerdos que nos ponen en contacto con nuestras raíces más profundas, para, desde ahí, decirnos quiénes somos y posibilitar el nacimiento de una historia personal y colectivamente nueva.

Como cristianos vivimos de un recuerdo, y en un mundo como el nuestro tan fraccionado, que ofrece mil identificaciones distintas, su narración en el interior de nuestra existencia adquiere más importancia que nunca.

Composición de lugar:

Por ello os invito a situaros imaginativamente en los alrededores del Gólgota y a haceros la siguiente pregunta: ¿Qué nos desvela el crucificado? ¿Por qué muere Jesús? ¿Cómo vivió Jesús su muerte? ¿Qué sentido le dio Jesús a su muerte? ¿Cuál era el futuro de aquella causa por la que vivió y murió Jesús?

El crucificado nos recuerda que:

       1. No podemos DESHISTORIZAR LA CRUZ: la cruz no es un acontecimiento espiritual, ni Jesús está en ella por una culpa universal ahistórica. Jesús es una persona concreta con un mensaje concreto que incide en una realidad social, política y religiosa concreta. Y en esa realidad concreta su coherencia de vida lo lleva a la muerte.

  1. No podemos olvidar la pasión física y el tormento terrible.
  2. La Pasión del honor, pisoteada e injustamente machacada.
  3. La Pasión del corazón, el abandono de todos sus amigos, excepto unas pocas mujeres.
  4. La Pasión teologal, el abandono del Padre.   

Deshistorizar la cruz, espiritualizando todo el proceso, es destruirla como recuerdo peligroso.

No podemos olvidar las causas que llevaron a Jesús a la muerte: su coherencia de vida, su libertad para amar a todos, su denuncia profética ante los poderes religiosos y políticos, etc.

  • Libre ante los dogmas fundamentales del pueblo judío, como la Ley, el Sábado y el Templo.
  • Libre para relacionarse con los pobres, enfermos, sin hijos, leprosos, mujeres y niños…

2. No podemos DESTEOLOGIZAR LA CRUZ, porque en cada hombre que muere, muere un hijo de Dios.

     – Los 45 millones que mueren cada año de hambre.

     – Los más de 15 millones de refugiados.

     – Los casi 3 millones de parados de nuestro país.

     – Los que carecen de toda ayuda familiar.

     – Las victimas del terrorismo y de la violencia.

     – Las desiguales relaciones económicas norte/sur.

     – La gente que sufre enfermedades, alcohol, droga.

El mal, el daño que causamos a los demás le afecta también a Dios. Dios sufre y padece el mal, la injusticia de los hombres.

En Auschwitz, mientras mataban a un niño, uno gritó: ¿dónde está Dios? Y otro respondió: Dios está en ese niño que muere.

Dios está crucificado sufriendo y muriendo en cada hombre que sufre y muere.

Jesús no es causa del mal, de la injusticia, del desamor, del pecado=desamor, sino que lo padece, lo sufre, lo comparte, lo experimenta; y se solidariza con los enfermos, con los que sufren, con los que lloran, con los que mueren.

Cada pecado, injusticia, afrenta que hacemos a nuestros hermanos los hombres le afectan a Dios.

El crucificado nos desvela:

     1º la malicia del pecado, que corrompe y mata al Hijo de Dios y a cada hijo que muere.

     2º el gran amor que Dios nos tiene, cuya máxima revelación se manifiesta en la Cruz. Su misión, que fue predicar el Amor de Dios a los hombres, le llevó a la cruz. «Nadie tiene mayor amor que aquel que da la vida por sus amigos» (Jn 15,13).

Su amor fue tan grande que llegó hasta el extremo. Incluso en la cruz fue capaz de orar y perdonar a sus verdugos diciendo: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen» Lc 23,34).

Jesús nos avisa: «si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros» (Jn 15,18). Y más adelante les dice a sus discípulos: «El siervo no es más que su Señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros» (Jn 15,20).

Por ello en esta tarde de Viernes Santo podemos preguntarnos:

  • ¿Cómo contemplo al crucificado: con compasión, con pena, con tristeza, con dolor, con agradecimiento, con impotencia, con rabia? ¿Qué sentimiento despierta en mí?
  • ¿Cómo contemplo el mundo: con los ojos de la sociología, con los ojos de la economía, con los ojos de la psicología? ¿O con los ojos de Dios, con una mirada compasiva y misericordiosa que se moja, se compromete, anuncia el amor y denuncia la injusticia?
  • ¿Cómo descubro la malicia del pecado a mi alrededor que crucifica y mata a mis hermanos los hombres: ancianos, niños abandonados, separaciones, asesinatos, accidentes, muertes sin sentido?
  • ¿Cómo descubro el amor de Dios a través de mis hermanos que entregan su vida, aunque su misión les lleve a la cruz, en tantos y tantos ejemplos de personas que dan vida dando su propia vida?

Si la misión de Jesús le llevó a la cruz, y este parece ser el único criterio de veracidad en el seguimiento de Jesús, tú cómo te encuentras en ese SEGUIMIENTO, ¿en el camino verdadero…?

¿Por qué muere Jesús? Causas de su muerte.

Por anunciar que Dios es amor y misericordia para todos, especialmente para los pobres, los enfermos, los pecadores, los marginados, los huérfanos, las viudas, las mujeres, los niños, etc. En el A.T. la riqueza, la salud y la abundancia de hijos eran signos de la bendición de Dios y Jesús rompió ese esquema y dijo “bienaventurados los pobres”, comió con publicanos y perdonó a los pecadores, curó a los enfermos, etc. De aceptar esta nueva doctrina, los sacerdotes, escribas y fariseos y todos los entendidos de la Ley debían de convertirse, pero era demasiado duro para ellos la conversión de su corazón y sus costumbres.

Tenemos que distinguir dos juicios:

  1. el juicio religioso ante el Sanedrín: Jesús es juzgado por sus obas y su doctrina y condenado por blasfemo. Y según Marcos, por confesarse Hijo de Dios (Mc 14,62).
  2. en el juicio político, ante Poncio Pilato, es acusado de sedición contra las autoridades, de no querer pagar el tributo al Cesar y de proclamarse Rey de los Judíos. Como vemos, los mismos que ante el Sanedrín le acusan de blasfemo, ante Pilato le cambian la acusación haciéndola política.

¿Qué sentido le dio Jesús a su muerte?

Jesús vivió su muerte como servicio a los hombres y fidelidad a DiosEl Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y dar su vida en rescate por todos (Mc 10,45) El papa Francisco nos ha dicho en su primera homilía que el poder de la Iglesia está en el SERVICIO a la humanidad.

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