El Papa Francisco, en su mensaje para la cuaresma de este año 2023, nos propone una reflexión sobre la “ascesis cuaresmal, un camino sinodal”, al hilo del episodio de la transfiguración del Señor en el monte Tabor ante tres de sus discípulos.

La cuaresma, como el itinerario sinodal que ocupa a la Iglesia, es una ocasión en el que Dios nos toma de la mano y nos invita a una ascesis, un camino y un compromiso para seguir a Jesús en el camino la cruz desde la cotidianidad de la vida, algo que requiere sacrificio, esfuerzo y concentración en nuestra experiencia como discípulos.

El Papa inicia subrayando que la experiencia del Tabor es una experiencia comunitaria, pues a Jesús lo seguimos unidos con a los que compartimos vida. Con ellos vivimos el esfuerzo de caminar hacia Cristo y con ellos nos acercamos a su misterio. Misterio que nos transforma en la medida que ascendemos desde nuestra realidad hacia Jesús y su pascua, meta cuaresmal.

El Papa Francisco propone dos caminos para ascender ascéticamente la cuaresma hacia Cristo:

El primero es escuchar a Cristo, alimentándonos abundantemente de la Palabra de Dios; escuchando a los hermanos, como experiencia del recorrido sinodal. El segundo es levantarnos como los discípulos y avanzar hacia la Pascua, sin temor ni falsos refugios, sin sugestionarse ni contentarnos con poco. Estamos llamados a ser en la cotidianidad artesanos de comunión sinodal en nuestras comunidades.

«El camino ascético cuaresmal, al igual que el sinodal, tiene como meta una transfiguración personal y eclesial. Una transformación que, en ambos casos, halla su modelo en la de Jesús y se realiza mediante la gracia de su misterio pascual».

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