
26-06-22. Domingo 13 Tiempo Ordinario – Ciclo C (Lucas 9, 51 – 62)
Comentario:
Queridos hermanos y amigos en el Señor:
1. “Me saciarás de gozo en tu presencia”
El salmo 15, que hemos rezado, nos dice: “Me saciarás de gozo en tu presencia”. ¿Por qué? Pues porque para el creyente la felicidad es caminar y permanecer en presencia del Señor en todos los momentos. ¡Sólo Él es la fuente de la felicidad!
Las lecturas de hoy nos hablan de elección, de libertad y de seguimiento.
La primera lectura, del primer libro de los Reyes, nos habla de la elección de Eliseo por parte del Señor, a través de Elías, para ser su sucesor como profeta. Agradecido y bien educado se despide de los suyos con un banquete y, como aprendiz y ayudante, permanece junto a su maestro Elías. ¡Nada de hacerse el mártir ni de presentarse con espíritu compungido por la llamada del Señor! Elíseo deja todos los bienes económicos (poseía 12 yuntas de bueyes) sacrificando los bueyes y quemando los aperos, (yugo y arados) y despidiéndose de su familia, dándoles un banquete.
2. Por el camino de Jesús.
El evangelio de hoy, como siempre, no tiene pérdida.
2.1. Decisión clara de Jesús de ir a Jerusalén, sin autocompasión, hay que llegar hasta el final para que la misión de fruto. Entregar totalmente la vida sin experiencias inútiles ni paréntesis estériles. Jesús, una vez más, es fiel a la voluntad de Dios Padre de llevar a cabo la misión hasta el final, con todas las consecuencias que esto conlleva. Es consciente que debe fiarse del Espíritu y cumplir la voluntad del Padre, aunque a veces le apetezca y otras no le apetezca. En Jerusalén deben manifestarse los profetas, y en Jerusalén se encontrará con la cruz y la gloria.
2.2. De camino a Jerusalén… la actitud de los discípulos es contraria a las enseñanzas del Maestro… “Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?”. Dicen Santiago y Juan ante la negativa de los samaritanos a recibir a Jesús. Una vez más el impulso de la carne quiere guiar la conducta de los discípulos de Jesús ante las adversidades. Pero Jesús lo tiene todo muy claro, y riñéndolos, seguirá su camino. Los criterios del mundo, de sus discípulos, del ambiente, no coinciden con los de Jesús. Pero Jesús tiene bien claro lo que quiere y a dónde va.
2.3. También otros quieren seguirle, seguramente sin ser conscientes de hacia dónde se encaminaba Jesús; de ahí que los ponga a prueba, sin rodeos:
* “El Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza”.
El seguidor de Jesús no tiene ninguna seguridad humana; como Eliseo, que debe sacrificar sus bueyes, quemar sus arados y despedirse de su familia para confiar única y exclusivamente en Jesús. Hoy día será: sacrificar su carrera, dejar su trabajo, despedirse de familia, etc. Para poner su confianza única y exclusivamente en el Señor, siendo éste el lote de su heredad.
* “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios”.
El seguimiento de Jesús no se puede hacer con condiciones. Se hace o no se hace. No es que haya que ser un santo o un héroe, sino que hay que seguirle con nobleza. Santiago y Juan quieren mandar fuego para quemar aquel pueblo samaritano que no les acogió por ir camino de Jerusalén. Ni estos, ni el resto de los apóstoles, mujeres y seguidores de Jesús eran perfectos. Pedro, le negó tres veces, los de Emaús se vuelven a su pueblo, pero, Jesús les fue formando y educando, y ellos se dejaron educar y formar por el maestro.
El problema está, cuando hay zonas en nuestra vida, o en nuestro corazón que están necrosadas o muertas, que no las permitimos ser evangelizadas, que sean regadas por la sangre de Jesucristo. El problema está cuando vivimos una vida de compartimentos estanco. Cuando reducimos el seguimiento de Jesucristo a determinados aspectos, a ratos de nuestra semana, cuando no le dejamos entrar en nuestro trabajo, en la vida familiar, o en el aspecto económico. Cuando reducimos nuestro seguimiento de Jesús a 30 minutos de la misa dominical y no dejamos que toque o se meta en el resto de nuestra vida. Tenemos dimensiones y aspectos de nuestra vida en los que no le dejamos entrar.
* “El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios”.
En la vida no podemos tomar decisiones con miedo o guardándonos alguna carta en la manga. No podemos echar mano al arado y mirar para atrás. No podemos montar en bicicleta y no mirar para adelante. No podemos acordarnos de las cebollas de Egipto, como el pueblo de Israel.
El seguidor de Jesús debe disfrutar y ver lo positivo del seguimiento. Hay que ver lo positivo de cada decisión; en el trabajo, en la carrera, en el esposo o esposa que has elegido, y no lo negativo o lo que has dejado o renunciado.
* ¡Qué sabiduría la del Señor! Hay caminos que sólo los pueden recorrer los que son llamados por el Espíritu del Señor y le son fieles; no tanto a la carne cuanto al Espíritu que los ha invitado a hacer el camino de Jesús No hay lugar para el voluntarismo ni para la lágrima fácil. La cruz es consubstancial a la vida cristiana.
3. Somos de Cristo.
¡San Pablo! En la segunda lectura, ¡qué hombre y qué mensaje!
* Cristo nos ha liberado de la esclavitud y quiere que seamos libres. ¡Cuánta esclavitud contemplamos hoy en tantos hermanos nuestros! ¿Qué hemos hecho con el bautismo que nos ha liberado de la esclavitud del pecado? ¿Qué hacemos los “llamados”, que nos atacamos y nos devoramos mutuamente y no pensamos que esto es la destrucción, tal como nos ha acabado de decir?
* Pablo nos invita a recordar que cumplir la ley es: “Amarás al prójimo como a ti mismo”.
Una vez más, la Palabra de Dios que celebramos nos interpela para que usemos la sensatez cristiana: el hombre viejo ha pasado, nosotros somos de Cristo, hombre nuevo que pasó por la vida haciendo el bien y cumpliendo totalmente la voluntad del Padre del cielo.
Ser cristiano siempre, y también hoy día, es dejarse llevar por el Espíritu del Señor que nos ha llamado, nos ha tomado como posesión suya y nos ha confiado la misión de anunciar el reino de Dios que es, entre otras cosas, liberación del mal, amar totalmente y mantener la paz eclesial para ofrecer al mundo la paz que el Señor nos confió.
Hoy me pregunto:
- ¿Cómo es mi respuesta al Señor como cristiano?
- ¿En dónde o en quién pongo mi confianza al responder a Jesús? ¿Cuál es el lote de mi heredad?
- ¿Gozo y disfruto siguiendo a Jesús?
- ¿Vivo la libertad de los hijos de Dios: “Amando al prójimo como a mí mismo”?
- Una idea: Tomó la decisión de ir a Jerusalén.
- Una imagen: Jesús camino de Jerusalén.
- Un afecto: Me saciaras de gozo en tu presencia.